Cuando en un equipo el juego no es bueno y los resultados no son positivos, las lesiones suelen ser las acompañantes habituales del vestuario. Esto ocurre en todos los equipos y a cualquier altura de la temporada. En el partido contra el Alavés, el Real Madrid no sólo perdió el partido sino también a dos de sus jugadores, que están siendo muy cuestionados por los aficionados. El caso de Bale se escapa a toda lógica y razonamiento médico. Habría que acudir a la psicología para buscar una causa comprensible. El caso de Benzema, es diferente, si bien también hay cierta analogía.

Se retiró en el descanso aparentemente bien, pero directamente no entró en el segundo tiempo. El parte médico dice que hay una lesión muscular de los isquiotibiales del muslo derecho. Al no haberse retirado del terreno de juego ni cojeando ni con visibles muestras de dolor, lo lógico es que se trate de una lesión grado I. Con reposo deportivo de una semana y tratamiento de fisioterapia, es de esperar que en el espacio de dos a tres semanas el jugador esté totalmente recuperado de la lesión. Benzema es un jugador con unas características y personalidad especiales, que se escapa a la norma, pero nunca ha sido un jugador que se haya refugiado en las lesiones cuando las circunstancias del equipo madridista han sido adversas.