Girona-Barcelona en Miami, una ocurrencia descabellada
Tebas es un muy competente gestor y va a lograr acortar distancias entre nuestra Liga y la inglesa en las pantallas y las aficiones del mundo. Tiene ideas y es audaz. Ahora bien, que nuestra Liga sea un pelín más vista a costa de hacerles publicidad a los separatistas sería una torpeza supina. Sería darles un escaparate privilegiado.
Si yo fuera representante de la mal llamada “embajada” de Cataluña en Estados Unidos, estaría suspirando porque el partido se celebrara. Estas oficinas externas de Cataluña, que los separatistas han resucitado mientras el gobierno de Sánchez cavila todavía sobre lo que va a hacer para pararles, van a dedicar un 10% de su tiempo a intentar que los productos catalanes se vendan más en el exterior, lo que ya hacen las Consejerías comerciales de las verdaderas Embajadas, y un 90% a difundir que España no es un estado democrático sino franquista, que viene oprimiendo a Cataluña desde hace tres siglos, que los asfixiamos culturalmente, etc. Quieren, en consecuencia, tener un púlpito, un escaparate en el que pregonar esas patrañas. En el partido de marras no podrían evidentemente dar una diatriba contra España. Nadie les dejaría el micrófono para eso. Pero tendrían las imágenes que verían varios millones de estadounidenses.
Nuestro fútbol es aún minoritario en los Estados Unidos si exceptuamos a los cuarenta y tantos millones de hispanos que allí viven. Pero Messi es mucho Messi y aficionados rabiosos o ligeros se pondrán ante la pantalla. Los empresarios yanquis, algunas cadenas de televisión y el propio Tebas están interesados en que la audiencia sea la mayor posible. Varios miles de catalanes, unos por hacer turismo y otros con posible intencionalidad política desestabilizadora, acudirían a esa ciudad de Florida. Habría mucha estelada, bastantes pancartas que rezarían “Libertad para Cataluña”, “España nos sofoca”, “el Rey de España es un opresor”, etc... Por muchas televisiones que visitara el Cónsul de España en los días siguientes, por muchas cenas que el Embajador montara en nuestra Embajada, el mal ya estaría hecho. Les habríamos dado munición para sus objetivos. Muchos espectadores se quedarían con la copla de que España no debe ser tan democrática cuando gente que ha venido pacíficamente a ver a Messi, a Suárez y a Busquets, se molesta en traer pancartas y protestar. ¿Es que en España no pueden hacerlo?, se preguntaría más de uno.
Nadie puede dudar de que habría viajes financiados por alguna entidad catalana, probablemente también con nuestro dinero, para que la gente hiciera turismo en un estado que habla español, montara un happening político y luego le pudiera contar a sus nietos (“yo estuve en Miami aquel día”). Muchos de estos viajeros serían entrevistados por las curiosas televisiones americanas, perplejas ante lo que están viendo. Más publicidad que luego hay que rebatir. Lo dicho, si yo fuera un agente de la Generalitat en el exterior, esto sería para mí un regalo del cielo. Me habría cubierto el año.
Inocencio Arias, diplomático, exdirector general del Real Madrid y exembajador de España en la ONU.