El Madrid vuela y Cristiano sufre

Noche feliz en el Bernabéu, coronada con un resultado rotundo, 3-0, en el que figura como guinda el último de los goles, marcado por Mariano. Hecho en la cantera, horneado en Francia, llegó este verano muy a última hora. Quizá sin la caída en Supercopa ante el Atlético no estaría aquí. El hecho es que está, que ayer salió y que marcó un golazo. La guinda, decía. Porque para entonces el Madrid ya tenía el partido hecho, con dos goles de no menor categoría, uno en perfecto golpe franco de Isco y el otro en lanzamiento de Modric a Bale, que se fue como una bala por la izquierda y cruzó fuerte, raso y al palo, como mandan los cánones.

Un gran Madrid, con y sin Mariano. Lopetegui sorprendió de salida dejando fuera a Courtois y a Asensio respecto al partido de San Mamés para sacar a Keylor e Isco. Aún tenemos el reflejo (yo también) de imaginar que en cada equipo hay un ‘once de gala’, y que los demás son suplentes, que entran cuando falta el titular correspondiente. Pero hace tiempo que el fútbol no es ya así, que cada equipo es de catorce, o dieciséis, o hasta más. Así son ya todos los equipos, y también el Madrid de Lopetegui, con el añadido de que en su caso parece que hay dos porteros, los dos buenos. A Keylor el partido le dio dos ocasiones de lucimiento, muy aplaudidas.

Bello partido, en fin, con un Madrid intenso, presionante, alegre y solidario. El Bernabéu lo pasó bien en una noche que coincidió con un serio contratiempo de Cristiano, cuya Juve ganó en Valencia, pero él salió expulsado. A mi juicio, por una caprichosa intromisión del juez de fondo, que enredó al árbitro haciendo una montaña de una pijadita. Pero el caso es que Brych, arrastrado por el entrometido auxiliar, le expulsó. Y, como las cosas son como son, por menos de nada le caen tres partidos. Cristiano, que hizo muy poquito tirando a nada, se retiró llorando. Su Juve ganó 0-2 al Valencia, pero dudo que eso le quite el berrinche.