Más compacto, más atento y sin nostalgia

Decía Luis Aragonés que la Liga se gana en los 10 últimos partidos. Es más probable, sin embargo, que el campeonato se pierda en los 10 primeros. El Real Madrid lo sabe muy bien. Arrancó en la pasada edición como favorito unánime, después de sus exhibiciones frente al Barça en la Supercopa, pero se desplomó en los tres primeros partidos en el Santiago Bernabéu: dos empates (Valencia y Levante) y una derrota contra el Betis. Siete puntos en la cuneta para una competición que se gana con más de 90. Perdió en las primeras cinco semanas casi la mitad de los puntos que se podía permitir. Perdió la pista del Barça y para Navidad ya no había Liga, algo que probablemente no ocurrirá esta temporada.

El Madrid ha ganado los tres primeros encuentros en un calendario bastante confortable (Getafe, Girona y Leganés), sin apenas pasar por dificultades, excepto en los primeros 25 minutos en Montivili. El equipo no parece estar dispuesto a repetir los errores de la temporada anterior, disputada en estado de crisis, a la espera de la decisión en la Copa de Europa. Por el camino ha perdido al entrenador y a su gran estrella, situación que invitaba a una incertidumbre general. Por lo que se adivina, el Madrid es más compacto, presiona con más dedicación, concede menos en el capítulo defensivo y disfruta con la posesión.

Son las insinuaciones de un equipo que tiene todo un mundo por delante, con todo lo que eso significa en el fútbol, siempre imprevisible. Por el momento, el Madrid va solucionando sin mayores dificultades los problemas que se debatían durante el verano. La ausencia de Cristiano no ha rebajado el rendimiento goleador: 10 goles en tres partidos. Bale y Benzema han asumido el papel que se requería de ellos. Están enchufados en el juego y en el remate.

Acostumbrado a vivir en el ojo crítico, Benzema salió muy beneficiado de su actuación frente al Leganés, especialmente en una magnífica segunda parte. Después de nueve años en el Real Madrid, afronta un reto fascinante: la revisión popular. Nunca le han faltado partidarios, aunque han sido mayoritarios los críticos. Sus mejores actuaciones, algunas buenísimas, estaban destinadas a un rápido olvido. Las malas pesaban como una losa en la opinión pública.

Veremos si este repentino entusiasmo por Benzema es tan breve como en las temporadas anteriores. El caso es que Benzema funciona y Bale también. La nostalgia por Cristiano se ha desvanecido en las primeras semanas de la temporada, aunque el veredicto comenzará a despejarse cuando el Real Madrid se enfrente a los grandes de España y de Europa. Si el aspecto goleador no representa un problema por ahora, el capítulo defensivo apunta alguna mejora, no tanto por el rendimiento de sus defensas como del equipo en general, más dispuesto al sacrificio en la presión.

El Leganés, como el Getafe, no dio señales de vida en el área. Courtois debutó en plan turista. Aprenderá pronto que parar en el Real Madrid es otra cosa que en la mayoría de los equipos. Intervendrá poco, pero se le exigirá mucho. Los porteros del Madrid no se pueden dormir nunca, algo que Keylor Navas aprendió pronto y bien.

Este inicial Madrid parece bien armado para competir por la Liga, un torneo que sólo ha ganado dos veces en los últimos 10 años. El fulgor de la Copa de Europa, tres títulos consecutivos, cuatro en las últimas cinco temporadas, ha ocultado el decepcionante rendimiento en el día a día, el que define la solidez, la regularidad y la prestancia de los buenos equipos