Derrota. Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. No sé muy bien quién dijo esto, pero viene a las mil maravillas para explicar lo que le pasó al Atlético en Balaídos, feudo donde Simeone había ganado cinco veces de seis partidos ligueros. Lo que no puede ser es que el Atlético pareciera que salió al terreno de juego vigués andando. Evidentemente decir eso es una exageración, pero el Atlético no ofreció un cambio de ritmo ni un cambio de juego en condiciones en la primera media hora de partido. Y así no se puede ganar a nadie. El parón para refrescarse le vino bien al equipo rojiblanco y el parón del descanso, mal. Luego, en diez minutos perdió el partido, en dos jugadas desafortunadas. Pero lo que no puede ser es que el Atlético ofrezca una imagen tan mala ante el Celta, como ya hizo frente al Rayo. El Atlético comenzó la campaña realizando un muy buen partido ante el Real Madrid y también en Mestalla, donde acusó cansancio. Pero ha ido de más a menos y esto tiene que servir para reflexionar a todos, desde el cuerpo técnico a una plantilla que todos decimos y pensamos que puede ser la mejor en la historia del conjunto madrileño. Pero eso hay que demostrarlo en el campo y, de momento, el Atleti no lo ha hecho.
Desastre. El Celta le ganó al Atlético sin hacer nada más que lo justo, estar muy juntos, correr, presionar y no tener muchos fallos atrás. El Atlético hizo lo contrario: corrió poco y mal, tuvo errores impropios de un equipo de su categoría. Y, además, todo se le puso en contra, desde el resbalón de Godín a la expulsión de Savic. Por cierto, Mateu Lahoz ha pasado de ser un colegiado que no señalaba una falta a mostrar amarillas por cualquier cosa. Desespera casi tanto como ver jugar al Atlético. Desespera verle gesticular y hablar con unos y con otros como ver a Saúl no dar un pase o a Koke-Filipe-Thomas triangular sin llevar peligro a la portería rival.
El parón. Le va a venir bien el parón al Atleti para entender que hay que mejorar mucho, que cualquier rival te puede ganar si haces las cosas como en Vigo. El Rayo ya pudo llevarse por lo menos un punto del Wanda Metropolitano y el Celta le sacó los colores a los del Cholo. Y todo con Gil Marín en el palco. El consejero delegado no suele ver los partidos de su equipo, pero esta vez se animó y se debió marchar asustado por lo que vio. Gil Marín asistió a los olés de la grada de Balaídos a sus jugadores. La afición del Celta se lo pasó en grande. Los rojiblancos que tan orgullosos se habíán paseado durante todo el día por Vigo no sabían dónde meterse.
Simeone. El Atlético ha realizado seis incorporaciones nuevas y el once era el de siempre. El Cholo tampoco pareció estar muy afortunado con los cambios cuando no quitó del terreno de juego a Savic con amarilla. Y eso con Mateu Lahoz es jugar con fuego. El Cholo sabe que la entidad ha realizado un gran esfuerzo para reunir un gran plantel, pero a la hora de la verdad parece que siempre juegan los mismos y el Atlético juega a lo mismo. Total, bochornosa derrota, de esas que duelen de verdad, porque el Atlético sólo dio la sensación de haber estado quince minutos sobre el terreno de juego. Total, que Mohamed, con el que el Cholo mantiene una amistad de muchos años, le ganó la partida y le endosó una de las derrotas más sonrojantes en la etapa de Simeone. Y es que como decía aquel, lo que no puede no ser, no puede ser y además es imposible.