Sin novedades, el Madrid tira de rigor
Sin apenas novedades, pero con un equipo rodado desde hace años, el Real Madrid arrancó en la Liga con sobriedad, eficacia y pocas sorpresas. Al hincha se le hace raro tanta insistencia en lo conocido, que también tiene sus ventajas. El Madrid está obligado a funcionar con un espíritu colectivo, con la clase de comportamiento que no le caracterizó en la última temporada, ni en el último año de Ancelotti en el banco. La repetición de nombres, la ausencia de novedades y la salida de Cristiano merecen alguna consecuencia. Por lo que se vio ante el Getafe el giro empuja a un fútbol más insistente y solidario.
El equipo está muy visto por los aficionados. Eso no es ni bueno, ni malo. El madridismo está acostumbrado a las emociones fuertes en el mercado, y más durante el mandato de Florentino Pérez, que hizo verdaderas fiestas en el verano. De hecho, el Madrid jugaba dos temporadas: la de los fichajes (Figo, Zidane, Ronaldo, Beckham, Robinho, Kaka, Cristiano, etc.) y la estrictamente futbolística. La afición respondía con entusiasmo. El Bernabéu se llenaba cada año, convocado por el equipo y las estrellas. Esa costumbre se ha roto en los tres últimos años, con un asunto añadido: sin Cristiano Ronaldo, se pierde al jugador con más tirón popular.
No llegaron a 50.000 las personas que acudieron a Chamartín. No se recuerda algo igual desde hace más de diez años. No se sabe si eso tiene algún significado, pero el aspecto de las gradas fue uno de los datos más relevantes del partido. Por lo que parece, serán las actuaciones del equipo los que marquen el termómetro del entusiasmo de la hinchada. El primer partido no se escapó al guion previsto: el Madrid ganó con un ejercicio muy profesional.
El Getafe llegó con la fama de equipo rocoso que alcanzó la temporada anterior. Cometió 28 faltas, una barbaridad para un partido que no tenía cuentas pendientes, ni invitó a las fricciones. El equipo de Bordalás encabezó el ránking de faltas en la temporada 2017-18 y sigue esa línea, que necesita la complacencia de los árbitros. Más que defenderse bien, el Getafe tiende a interrumpir el juego y ordenarse atrás. En el Bernabéu cometió muchas faltas, con una progresión en la dureza que terminó por generar la respuesta de los jugadores del Real Madrid, con Sergio Ramos a la cabeza. En el capítulo ofensivo, no hubo noticias del Getafe. Keylor estuvo de vacaciones toda la noche.
Dirigido por el impecable Kroos, dio todos los pases del mundo, el Real Madrid no deslumbró, pero nunca hubo dudas de su victoria. La defensa no se permitió un error, solidez que aprovechó el equipo para insistir en el ataque. De la brillantez se encargó Bale, autor de un buen gol (manos blandas de Soria y tremendo error defensivo en un saque de banda favorable al Getafe) y vencedor en todos los duelos que disputó. No se puede decir lo mismo de Benzema, sin impacto en el encuentro.
El Madrid, que ha sido muy inconsistente, y hasta decepcionante en la Liga, dos títulos en las últimas diez ediciones, depende más que nunca del comportamiento colectivo. Ha perdido a su gran divo, pero al equipo le sobra clase y conocimiento. Si añade la solidaridad y no se distrae, probablemente atacará la Liga con más rigor que en los últimos años.