El Mundial de Putin, del progreso, de Modric, Griezmann y.... Halldorson
Cara. El Mundial se acaba. Cuesta decirlo pero es así. Para todos los que amamos la Copa del Mundo, esta tarde, cuando el argentino Pitana pite el final del Francia-Croacia, nos quedarán cuatro años de orfandad mundialística, un golpe duro. Eso sí, nos llevamos de Rusia 2018 una maleta llena de recuerdos y de historias. Este Mundial será recordado como el Mundial de la Francia de Griezmann y la Croacia de Modric, pero también por ser el Mundial de la Islandia de Halldorsson, el portero islandés que le paró un penalti a Messi y que en su tiempo libre se dedica al cine, el de los elegantes chalecos de Southgate, el de la higiene impecable de los aficionados y jugadores japoneses, el de la Bélgica del español Roberto Martínez y el de la fiesta de las aficiones, que mostraron un excelente comportamiento durante todo el mes.
Cruz. Por desgracia, también recordaremos este Mundial como el de la España eliminada por Rusia en octavos y el culebrón de Lopetegui, Hierro, Rubiales y el Madrid. También será el Mundial en el que Neymar dio más titulares por sus peinados con forma de espaguetis y sus caídas que por sus goles, el del enésimo fracaso de Messi con la selección argentina, el de la peor Alemania mundialista de la historia, más pendiente de la Play Station y el Fortnite que del fútbol, o eso apuntan desde el país teutón, el del descalabro de las selecciones africanas (ninguna llegó a octavos de final), la desilusión peruana después de 32 años sin pisar la Copa del Mundo y el del cambio de colores de Cristiano, que empezó el Mundial como madridista y lo ha terminado viendo como jugador de la Juventus.
Control. La verdad es que Putin puede estar orgulloso de su Mundial. Ha conseguido evitar que los hooligans hayan dejado su huella en Rusia. No ha habido ni una sola noticia de peleas entre ultras radicales en todo el Mundial, algo que no se pudo controlar hace dos años en la Eurocopa de Francia.
Victoria. Las mujeres han sido las otras grandes triunfadoras de este Mundial. Las iraníes, por ejemplo, han roto un muro de hormigón logrando que las dejen entrar a los estadios para ver a su selección por primera vez en la historia. Y como no, las cientos de periodistas que han hecho de la Copa del Mundo un altavoz para denunciar el acoso que sufren mientras ejercen su trabajo. Que pena que esto se acabe. Hasta dentro de cuatro años.