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Croacia lo deseaba más que Inglaterra

No lo consiguió nunca Yugoslavia, no lo ha conseguido ninguno de los otros países surgidos de su desintegración. Lo ha conseguido Croacia, finalista de la Copa del Mundo con no muchos más de cuatro millones de habitantes y una federación registrada en la FIFA desde 1991, si bien antes lo estuvo, entre 1941 y 1945, por convulsiones propias de la Guerra. Llega a la final mediante tres prórrogas, las dos primeras resueltas por penaltis, y la tercera con un gol heroico de Mandzukic que, como el resto del equipo tanto ayer como en los días anteriores, se vació en el partido. Croacia estará orgullosa de estos jugadores.

Y eso que el partido empezó mal para ellos. En el 5’, falta al borde del área croata en posición muy centrada. Lanza Trippier, bien, por encima de la barrera y el vuelo de Subasic se queda corto. Lo que sigue es un mal primer tiempo, con Croacia desconcertada e Inglaterra perezosa. Esperó atrás, confiada. Intentaba salir bien, pero como le falta calidad para ello, con frecuencia recurría al pelotazo a Sterling. Partido malo, en fin. Al descanso nos vamos con revuelo de protestas por un agarrón en un córner en el área inglesa que Çakir no vio. Los croatas se indignaron. Los agarrones en las áreas están siendo el fleco suelto del VAR.

De vuelta, Inglaterra siguió esperando, sólo que Croacia compareció. No jugaba bien, pero iba e iba sobre una Inglaterra perezosa y bobalicona. Así hasta que un gran centro de Vrsaljko lo remató Perisic en acrobacia y, a mi juicio, con juego peligroso. Quizá Çakir quiso compensar... Buen árbitro, ayer le vi peor que otras veces. Inglaterra trató de reaccionar, pero era tarde. Croacia tenía más fe y los de Southgate lo pasaron mal para alcanzar la prórroga, en la que llegó el premio mayor con el gol de Mandzukic, que pilló despistado a Stones. Inglaterra acabó con diez, por lesión de Trippier, agotados los cambios. Pasó quien más hizo por ello.