Jugar con dos delanteros

El diagnóstico de los problemas de la Selección no es sencillo, hay múltiples factores y seguramente uno que domina sobre el resto es el mal estado físico general. En nuestro juego de posesión, si no tienes vértigo y rapidez te haces previsible. Además, hemos perdido esa recuperación rápida de la pelota que nos permitía hacer daño a los rivales cuando intentaban salir y se habían descolocado. Para robar ahí hay que ser asfixiante en la presión y llegar a los balones divididos antes que el contrario, y ahora no estamos para eso. No recuperamos y luego nos cuesta un mundo el repliegue, como se ha visto en los tres partidos de esta primera fase. Además, si tenemos a los medios y a los laterales muy arriba, en cuanto el rival supera esas líneas, encara a los centrales siempre con demasiado peligro.

Quizá ha llegado el momento de modificar el sistema. Jugando con dos delanteros, lo primero que cambiaremos es el plan de los rivales. Vamos a tener más presencia en el área y nuestros centrocampistas no tendrán que ir siempre hasta el borde de la misma para crear peligro. Aunque parezca raro, con dos puntas nos protegemos más. Y si encima juega gente fresca en el medio, con más recorrido de ida y vuelta, seremos más equilibrados aún. No por ello vamos a perder toque, porque en nuestra Selección no hay tuercebotas ni centrales reconvertidos a centrocampistas, como en la época en la que jugaba en esa zona el actual seleccionador, Fernando Hierro. Se trata de buscar soluciones al mal juego, no de estar encadenados a un once y un sistema que, como se ha visto, no ha funcionado.