Sólo es una cuestión de fe

Es simple. O crees, o no crees. Sin tratar de entrar en aspectos teológicos, la fe es la que cada uno se imponga. Creer algo sin necesidad de verlo. Quizá, por eso, el fútbol es como una religión. Creo, claro que sí. He visto al Numancia meter cinco goles en Pucela (4-5), hace años, de acuerdo, pero a veces la pregunta no es ¿por qué? sino ¿por qué no? Como dijo un buen tuitero estos días “creo porque es más fácil remontar en Valladolid que ver la Autovía del Duero terminada”. Firmo debajo y seguro que la afición del Valladolid desplazada a Soria también. Huelga decir que el esfuerzo físico de los jugadores ha sido mayor del posible y que muchos no esperaban una temporada así.

La cabeza y la ilusión han podido con las piernas y poco a poco han visto que era posible cuajar algo realmente bueno. La afición ha respondido, como siempre, el jugador número 12 ha estado ahí cuando se le ha reclamado. Se puede apelar al espíritu numantino, a la resistencia épica y, si me apuran, hago soriano en diez minutos a Blas de Lezo (su familia tenía que ser de pinares fijo), o más cercano en el tiempo como uno de los mejores cocineros del mundo, Martín Berasategui quien animó a Arrasate con su famoso “garrote”. No se rinden ni jugadores ni afición, por ello la quedada para ir juntos al campo, animando y empujando. Queda ver que ese espíritu y ganas, no se diluyan como un azucarillo con la nueva temporada porque es la afición quien hace grandes a los equipos.