Rubiales actuó como un patrón

Luis Rubiales se cargó a Lopetegui para demostrar que en la Federación manda él y nadie más. Quería mostrar al mundo que el Real Madrid no podía interferir en la Selección y, sobre todo, que no se podía ningunear al nuevo jefe. Inicialmente, cuando Rubiales fue informado por Florentino Pérez y Lopetegui del acuerdo, su primera reacción fue comprensiva y hasta cordial, interesado sólo en no aparecer como un invitado de piedra en la operación. Una vez que el Madrid comunicó el fichaje, el teléfono del patrón empezó a echar humo. Ante las preguntas de periodistas y allegados, su única respuesta era: “Me he enterado hace cinco minutos”.

A medida que sus interlocutores mostraban su sorpresa, el torrente sanguíneo de Rubiales se fue desbocando y pasó de la comprensión a la vergüenza y el resentimiento. En su regreso acelerado a Krasnodar hizo firme su decisión y no hubo manera de serenarlo. “Ha llegado como una pantera”, decía uno de los miembros del staff técnico de la Selección. El entonces director deportivo, Fernando Hierro, le dijo que era una locura destituir al seleccionador a dos días del debut. Los capitanes le mostraron su preocupación por lo radical de la medida, pero el plomo estaba preparado. Al Patrón se le respeta y ya está.