El triunfo de Zidane sobre los egos
El Open Media Day del Madrid sirvió para corroborar lo que ya es una bendita realidad desde hace unos años: este vestuario es una piña. A pesar de que Zidane maneja un ramillete de individualidades cuyo precio sería desorbitado en el mercado, han entendido que sólo desde la unidad del grupo se pueden conseguir los objetivos colectivos. Esa mentalidad grupal la representa como nadie el capitán, dado que Sergio Ramos ha aprendido desde su niñez en Camas que la tierra sólo es para el que la trabaja.
El principal exponente de esta metamorfosis es Cristiano. Desde que llegó Zidane al banquillo hace dos años y medio, el portugués ha entendido que lo mejor es priorizar los objetivos del equipo por encima de los individuales. Por eso, Cristiano gana ahora Champions y Balones de Oro mientras que al otro lado del Puente Aéreo Messi sólo gana las Botas de Oro. Se han cambiado los papeles en beneficio del colectivo y eso es lo que hace cada vez más fuerte al Madrid en Europa.
Zidane tiene un papelón para hacer el once de Kiev y es lógico que Isco diga con su gracejo malagueño que ahora se tiene que comer “un marrón”. Pero Zizou sabrá llevarlo con naturalidad como ya hizo en las finales de Milán y Cardiff. Juegue quien juegue, si al final Ramos levanta la 12+1 nadie tendrá valor en ese vestuario a poner caritas o un gesto amargo por no haber formado parte del once. Si ganas la Champions, ya sea como titular o suplente, tu carrera sufre un impulso brutal y tu currículum se dispara. Zidane ha normalizado la guerra de los egos hasta el punto de que esa palabra ya no existe en Valdebebas. Este es el nuevo Madrid. Un equipo imparable en Europa…
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