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De Lyon a Kiev: viajes del Atleti y el Madrid en los que se cuela Lobanovsky

Dos finales en 10 días. Las finales de la Champions y la Europa League animan a viajar, ahí están las webs de vuelos y hoteles echando humo. De precios, ni hablamos. Lyon y Kiev son las sedes y el fútbol nos permite hacer ese viaje no en línea recta (los 1.900 kilómetros que las separan) sino serpenteando según bote el balón. Menudo final de mayo que nos espera.
Dinamo Kiev. El 15 de mayo de 2002, la festividad de San Isidro la viví en Glasgow. Real Madrid y Bayer Leverkusen disputaban la final de la Champions en Hampden Park. Antes del partido guardamos un minuto de silencio en memoria de Valeri Lobanovsky, fallecido dos días antes. Había nacido en Kiev en 1939. Valeri fue un referente del fútbol ucraniano y también de la URSS. En 1975, el Dinamo que él entrenaba se convirtió en el primer club soviético en conquistar un trofeo europeo, la Recopa disputada ante el Ferencvaros en Basilea (3-0).

Recopa. De Basilea era el pintor Arnold Böcklin, virtuoso del simbolismo y cuyo apellido no hay que confundir con Blokhin, de nombre Oleg, nacido en Kiev y campeón de la final de la Recopa de 1986. Se jugó en Lyon y enfrentó al Dinamo y al Atlético de Madrid (3-0 para los ucranianos). Su maestro. Blokhin, que marcó el segundo de los goles, fue una amenaza continua para aquella defensa en la que jugaban Clemente Villaverde y Miguel Ángel Ruiz, hoy día gerente y director deportivo de la Academia del Atleti y el próximo 16 de mayo orgullosos rojiblancos en la final de Lyon. Oleg sumó aquella noche el último de sus títulos internacionales y tras el partido dedicó el triunfo a su gran tutor, un técnico que entonces tenía 47 años, de nombre Valeri y apellido Lobanovsky.

Olímpico. Hoy, 43 años después de la Recopa de Basilea y 32 de la de Lyon, Lobanovsky descansa en paz en Kiev (en cuya tumba puso Shevchenko su medalla de la Champions ganada en 2003 con el Milán) y da nombre al estadio en el que juega el Dinamo y que sirve de campo alternativo al imponente Olímpico. En este jugarán Madrid y Liverpool el 26 de mayo. Con Raúl, hoy día en el organigrama del club blanco, como orgulloso merengue en la grada. Dieciséis años después de que le birlara la cartera a Lucio y batiera a Butt en Glasgow. En 2002, aquel San Isidro. Lo de la volea de Zidane esa noche ya es otro cantar.