Alonso deja su impronta

Son sólo los primeros entrenamientos, lo sé. No tiene más valor que el testimonial, resulta evidente. Ilusionarse con una simple vuelta rápida sería un atrevimiento, no hay duda. Pero, qué quieren que les diga, después de tantos sinsabores disfrutar de una nueva exhibición de Alonso, por efímera que sea, me parece un auténtico regalo para los seguidores del asturiano. Llegar, subirse y ser el mejor en una pista complicadísima como Spa tampoco es una cuestión menor. Fernando había probado antes ese impresionante Toyota, claro está, lo que no resta ni un ápice de valor a ese registro en su debut oficial en el Campeonato del Mundo de Resistencia, léase WEC por sus siglas en inglés. Quien piense que es fácil no sólo se equivoca sino que además ningunea a especialistas como Buemi, Conway, López o Kobayashi.

Más allá de lo anecdótico del resultado, ese privilegio de liderar en su primer contacto en competición con el TS050 Hybrid es la consecuencia directa de un talento descomunal. Una cualidad de la que algunos, por no decir muchos, han dudado en los momentos más difíciles de Alonso, sobre todo en su última singladura con un McLaren-Honda tan nefasto que conseguía neutralizar incluso el potencial de un fuera de serie. No se trata de ser oportunista, jamás he dudado de lo que es capaz, pero verle exprimir al máximo un monoplaza de 1.000 CV, tan diferente a un Fórmula 1 y hacerlo a las primeras de cambio sólo puede servir para reafirmarme en mi convencimiento de que hablamos de uno de los grandes en la historia de este deporte. Veremos cómo acaba su aventura en el WEC, aunque pase lo que pase nadie nos va a privar de disfrutar de estas perlas de calidad.