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El Metropolitano necesita leyenda...

Bueno, pues pasó el Liverpool, pero también le tocó sufrir. El Roma salió a por tres goles, marcó cuatro, pero regaló dos en errores enormes, aislados, y por ahí se le escapó la final. Fuera de eso, fue mejor, atacó y produjo para esos cuatro goles y algunos más. El árbitro le negó dos penaltis para concederle uno, ya en el descuento, cuando ya no había tiempo ni para soñar. El Roma, al menos, se puede ir satisfecho de esta Champions, en la que ha dado lecciones de juego y de moral. El Liverpool vuelve a la final. Se repite aquella de 1981, en París, una de las tres que perdió el Madrid, aquel de ‘los garcías’, que dirigía el singular Boskov.

Y ahora le toca al Atlético, que espera este partido con la ilusión de escribir la primera gran página en su nuevo estadio, ese flamante Wanda Metropolitano que tiene todo lo que necesita un gran estadio menos eso que sólo da el tiempo: recuerdos, leyendas. El Manzanares tenía eso y muchos lo echan en falta. El Manzanares vivió, además, muchas de sus mejores noches en sus últimos años, cuando ya estaba desahuciado y de la mano de Simeone enlazó grandes noches europeas. Ahora viene el Arsenal con la eterna carga de prestigio del fútbol inglés, del que siempre fue una de las grandes banderas. Y el 1-1 de la ida se le debió a Oblak, lo sabemos.

Dice Simeone que este partido se juega con las piernas, pero también con el corazón. Y así es. Lo hemos visto en las semifinales de la Champions, en las que los cuatro equipos se vaciaron. Ahora el Atleti está a noventa minutos de una nueva final europea. Ya nadie piensa, como pasó en su momento, que la UEFA League sea un mal consuelo. Es un torneo de prestigio que está ahí y ha levantado el ánimo de toda la afición. Vuelve Diego Costa, Griezmann está bien, Vitolo se ha reencontrado, Thomas está cuajando en algo serio, y quedan el espíritu de los de siempre, la mano del Cholo y la garantía de Oblak. Suena a noche para el recuerdo.