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Carolina Marín puede porque piensa que puede

Carolina Marín tiene un lema: “Puedo porque pienso que puedo”. Es un lema que escribió en la red para motivarse durante los entrenamientos y que ha acompañado sus éxitos. La frase figura en las camisetas que visten familiares y allegados cuando la siguen por el mundo, y también en esta semana tan especial. Carolina Marín disputa el Campeonato de Europa en su ciudad natal, Huelva, en el pabellón que lleva su nombre desde 2016, unos meses después de proclamarse campeona olímpica. Carolina también ha ganado dos títulos mundiales, tres continentales... Su deporte era un desconocido en España hasta que ella lo introdujo en nuestros televisores. Ahora también se la puede ver en casa. “Ojalá muchos niños de los que están presenciando el torneo se dediquen al bádminton”, sueña en voz alta.

La onubense no pasa por su mejor momento competitivo. Sus rivales la tienen muy estudiada, ha encadenado lesiones… Pero es la número siete del mundo y su nivel aún le da para reinar en Europa. O eso esperamos. Carolina ya ha ganado dos partidos, ante más de 4.000 paisanos: “Me pone los pelos de punta”. Son días para recordar cómo empezó a los 8 años, cómo cambió el flamenco por el bádminton, cómo viajó a Madrid con 14, cómo se enfadaba cuando perdía… Su madre la llamaba McEnroe porque rompía las raquetas. “A mí no me gustaba perder ni con mi abuela al parchís”, contó en un Desayuno de Europa Press. Ese carácter le ha ayudado a triunfar en un deporte predominantemente asiático. Ahora tiene otra misión: que en España se juegue cada vez más al bádminton. Puede porque piensa que puede.