El Mundial de Isco. A poco que España alcance cotas altas en Rusia, Isco puede convertirse en uno de los jugadores del campeonato. Es impresionante como encuentra su hábitat en la Selección, que no es otro que la confianza de Lopetegui, que cree en él, que le cuida, que le mima más allá de lo que se sabe, que le pone y que le consigue convencer de que si trabaja y disfruta, es un futbolista único, majestuoso, sin límites. Su repertorio de regates, controles y manejo de la situación está solo al alcance de los elegidos. Una máquina de jugar y de golear. Es pecado que en el Madrid no le hagan sentir igual de imprescindible, por muchos ‘haters’ que le hayan salido en los últimos tiempos.

Aspas aviva el debate. La clave de nuestros dos primeros goles, a falta del dominio, estuvo en la presión alta, dos robos cerca del área rival, una genialidad y un pase de Marco Asensio para una heroicidad de Costa y una buena conexión del mallorquín con Isco. La eclosión de Iago Aspas en el encuentro le puso picante al debate del ‘9’. Como ya ha demostrado el gallego, no necesita demasiados minutos para ser muy protagonista. Regaló e hizo goles. Va a tener que remar Morata, de aquí a final de temporada, para encontrar su hueco en la lista.

La persiana de Higuaín. España ganó con solvencia, pero tocó mucho menos que ante Alemania y se encontró una Argentina que fue de más al abismo. La sensación del equipo de Sampaoli, en el primer tiempo, es que tenía un plan, que triangulaba y que llegaba bien, aunque a Higuaín se le baje la persiana. Tras el descanso se diluyó como un azucarillo y el escandaloso resultado es un palo grande de cara a la cita mundialista. Con Leo será una selección mejor, pero ser la selección de Messi no puede ser coartada para no ser competitiva de principio a fin. El baño del segundo tiempo fue imperdonable.

Margen de mejora. Son muchas las buenas noticias, la solvencia de Piqué y Ramos, la saga de los Marquitos, Marcos y Marcos Alonso, el debut de Parejo... La buena imagen, la afición del Wanda y la impresionante goleada no pueden hacer caer a la Selección en la autocomplacencia. La ausencia de Busquets sobre el césped, gran detalle el suyo de acompañar al equipo en la grada del Wanda, se notó y Thiago perdió más balones de los debidos. Un gol y un palo en contra a balón parado son cuestiones a vigilar. De Gea pudo hacer más en el gol argentino. Para ganar el Mundial, esos detalles serán trascendentales.