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PEDALADAS

El entierro, palada a palada, de la Operación Puerto #DEP

La RFEC cerró los expedientes reabiertos de Saiz, Belda, Labarta y Yolanda Fuentes. El último resquicio de la OP para sancionar en España.

El entierro, palada a palada, de la Operación Puerto #DEP
JESÚS RUBIO

Escribí esta columna, en una versión más reducida, el pasado martes, en la misma jornada en la que Alejandro Valverde logró su primera victoria en la Volta 2018. Coincidió también con la entrada de la Primavera en plena carrera, a las 17:15 horas. Podríamos decir, valga la broma, que esa segunda etapa fue tan larga y fue tan soporífera, que empezó en Invierno y terminó en la nueva estación. En esa misma fecha se celebraba igualmente el Día Mundial de la Felicidad, ubicado el 20 de marzo en el calendario en honor a Bután, un país que mide el índice de Felicidad Nacional Bruta en lugar del Producto Interior Bruto. Pude escribir de todos estos asuntos, con una sonrisa en los labios, pero me salí del guion.

Sin perder esa sonrisa, pero tampoco el compromiso por un deporte limpio, escribí sobre la Operación Puerto. Y lo hice, entre otras razones, porque quizá no haya una nueva oportunidad. José Andrés Ezquerro informó hace unos días en As de que la RFEC había cerrado sin sanción los expedientes reabiertos de Manolo Saiz, Vicente Belda, Ignacio Labarta y Yolanda Fuentes. Era el último resquicio para que la OP se resolviera con algún castigo disciplinario en España. Recordemos que en el extranjero sí hubo suspensiones, entre ellas la del propio Alejandro Valverde, cuya sanción en Italia fue luego extendida al resto del mundo.

El órgano que preside José Luis López Cerrón no se complicó. Tampoco se esperaba otra cosa. Como los expedientados no tienen actualmente licencia, han quedado liberados. Aunque no estar federados no impida a Manolo Saiz trabajar con el equipo Aldro ni a Vicente Belda organizar unos Campeonatos de España en Cocentaina junto a la misma Federación que ahora le ha absuelto.

La Operación Puerto ha recibido una palada tras otra hasta su entierro definitivo. No sería justo generalizar la falta de voluntad. Jaime Lissavetzky sí la tuvo, y por eso hubo juicio oral. Ana Muñoz Merino y Enrique Gómez Bastida también la intentaron revitalizar desde la Agencia Antidopaje, la AEPSAD, un organismo del que actualmente se puede esperar poca cosa. Su vigente director, José Luis Terreros, ya sostuvo en sus primeras entrevistas que no se puede hacer nada. La OP estaba sentenciada.

Puede entenderse, aunque no lo comparta, que un juez dictamine que no hubo delito contra la salud pública, pero el dopaje sí quedó probado durante todo el proceso. Y ha acabado sin sanción. Todo ello porque el recurso penal se resolvió 22 días después de que la vía administrativa hubiera prescrito. ¡22 días! Vaya casualidad. La sangre pasó a la AMA, que no se atrevió a identificar públicamente a los implicados, ya fuera de plazo. Por si acaso, el juez impidió su uso un año después. Palada a palada. España ha quedado otra vez señalada en el exterior, pero no pasa nada. Hablemos de la Primavera y seamos felices.

Aquí dejo también los enlaces a mi columna original y a la noticia del sobreseimiento del caso. Por si es la última oportunidad de escribir sobre la Operación Puerto... DEP.

El entierro de la Operación Puerto

Operación Puerto: archivados los expedientes sin sanciones