Le hizo una sotanita

Messi le hizo a Courtois “una sotanita”, escribía Alfredo Relaño el pasado jueves.

Ay, la sotana. Cuántos porteros quisieran ataviarse con ella, para impedir que el balón se les cuele entre las piernas, cosa que al guardameta del Chelsea le ocurrió dos veces en el partido contra el Barça.

Que a un cancerbero le hagan un gol así cuando se trata de un tiro lejano puede constituir motivo de desdoro. Pero no en jugadas de mano a mano o de salida ante un delantero. Ahí no cabe la rechifla, porque la velocidad del balón cuando lo golpea el atacante impide reaccionar a tiempo y es difícil mover las piernas hacia dentro.

Últimamente, los guardametas doblan una rodilla para reducir el espacio, pero eso les impide saltar si lo necesitan, y siempre seguirá quedando algún hueco (como se vio).

La “sotana” se ha usado desde tiempo inmemorial en el fútbol. Y no sólo como palabra. Yo recuerdo al padre Hoyos en el patio del colegio cuando se recogía la prenda talar (es decir, la que llega hasta los talones) para correr tras el balón y regatearnos con habilidad pese a nuestra energía adolescente. También lo hacían otros curas que, menos honrados que él, dejaban caer la sotana cuando se trataba de arrebatar el balón a un contrario. Nunca vi a un sacerdote de portero (para eso ya estábamos Palacios y yo), con lo cual no pude ser testigo de qué habría pasado en ese caso.

La palabra “sotana” procede del italiano “sottana”; una derivación a su vez de “sotto”, que significa “bajo” (de ahí la expresión “sotto voce”: “en voz baja”; y también el término “sótano”). Y el italiano la tomó del latín “subtana” (prenda que se pone por debajo). En efecto, los curas la vestían por debajo del manteo (abrigo de la vestimenta eclesiástica).

Cuando la pelota pasaba entre las piernas de un jugador, solía decirse “ponte sotana”. Relaño ha resumido esas dos palabras en el sustantivo “sotana” (o “sotanita”) para referirse al referido lance en el que la pelota pasa entre las piernas de un jugador, acción que también se llama “túnel” o “caño” (con la diferencia de que en estos casos se pretende recuperar el balón después).

El Diccionario no dice nada todavía sobre el uso futbolístico de “sotana”. Se limita a describir la prenda y a añadir un segundo significado: “zurra, tunda, paliza”.

Puestos así, los porteros siempre preferiremos la primera acepción.