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Bale y la reconquista de Zidane

Fue sin duda el gran sacrificado del partido contra el PSG. Y, a la hora de analizar el papel de cada jugador a la luz del buen resultado obtenido por el Madrid, incluso podemos afirmar que acabó como el gran perdedor de la pasada noche europea. Sin embargo, Gareth Bale sólo puede reprocharse a sí mismo la decisión de su entrenador. Partió como intocable en el seno de un tridente innegociable, pero su actitud acabó por desesperar a Zinedine Zidane. Frente al equipo parisino hacía falta a alguien capaz de asegurar un importante trabajo defensivo y el galés mostró, en los últimos encuentros, muy poca implicación en este aspecto táctico que obsesiona al míster. Obsesión todavía más intensa cuando se acerca un rival tan peligroso como el PSG. Esta falta de confianza del técnico galo condenó a Bale a esperar su turno en el banquillo madridista. Pasó exactamente lo mismo la temporada pasada cuando Zizou decidió pasar del ‘expreso de Cardiff’ en su once titular de la final de Champions.

Unas semanas antes, Bale le había jurado que estaba en condiciones de jugar al 100% contra el Barça y luego se lesionó en la primera parte del encuentro. La confianza se rompió en parte en esos momentos y, desde entonces, el galés no ha realizado los esfuerzos para ir a la reconquista de su entrenador. Ni siquiera en las últimas semanas. Pasó todo lo contrario con Isco. El malagueño también tuvo altibajos en su relación con Zidane, pero el francés siempre sintió algo especial por él. Le dio la llave contra el PSG y el español no le decepcionó. Ahí está la diferencia.