Los partidos del Atleti no alegran la vista. Es cierto. Son complicados de ver hasta para los más acérrimos hinchas colchoneros. Pero a los atléticos se les olvida el aburrimiento pasado durante el encuentro, que en algunos casos torna en enfado, cuando miran la clasificación y ven a su equipo segundo a 7 puntos del todopoderoso Barça de Messi. 1-0, 0-1, 1-0, 1-1, 0-1, 1-0, 1-1, 0-1… lo del Atleti del Cholo es un código binario cifrado que puede ocultar la sorpresa de que el conjunto rojiblanco vuelva a salir campeón, como en 2014 cuando le levantó LaLiga al Barça en su estadio, por cierto. Eso sí, como no quede campeón, el código binario del cholismo se va a ver con menos comprensión y simpatía. Es lo que tiene el resultadismo. Si la afición va a Neptuno a celebrar un título le va a dar igual que el equipo haya aburrido a las ovejas. Pero si no gana un título cuatro años después, aunque se cumplan con creces todos los objetivos menos llegar a octavos de Champions y ganar la Copa, el tedio sufrido se tornará en mosqueo.

El debate ya se ha instalado en los mentideros rojiblancos. El “¡que mal jugamos!” es repetido por casi todos los atléticos, pero suele ir acompañado con un recuerdo a lo bien que lo ha hecho Simeone al frente del equipo en los últimos seis años. Los títulos que obtuvo entre 2012 y 2014 y el cumplir los objetivos sobradamente han convertido en una deidad colchonera (“¡el Cholo es dios!”, repiten los devotos), en el entrenador mejor pagado de LaLiga y en el único que le mantiene el pulso a Messi. ¡Y encima le pedimos jugar mejor! ¡Es lo que hay!