Una conversación entre Emery y Valdano

El PSG se ha convertido este año en el ‘clavo ardiendo’ para el Madrid, apartado prematuramente de la carrera por LaLiga, eliminado de la Copa por el Leganés. Así que ese doble choque con el PSG adquiere una dimensión extrema para el madridismo. No lo veo, como dicen algunos, una final anticipada, pero sí al menos una semifinal anticipada. En la marcha de aproximación a este partido beIN nos ofreció ayer una conversación sosegada e inteligente entre Valdano y Unai Emery, el español que entrena a ese coruscante equipo parisino que quiere la Champions ya. El PSG se juega en esa eliminatoria más incluso que el Madrid.

Me gustó la conversación, como no podía ser menos. Son dos tipos que le dan prestigio social al fútbol. Emery me llamó la atención en cuanto apareció, en el Lorca, como entrenador promesa. Yo retenía su apellido desde que muchos años atrás mi padre me hablara de su abuelo, gran portero del Real Unión, dos veces campeón de España en la preguerra. El referente del abuelo ilustre (y del padre, portero también) aparece en la conversación como móvil que empujó al adolescente Unai hacia al fútbol, en el que no tuvo suerte como jugador, pero que a cambio ha alcanzado notoriedad máxima desde el banquillo.

En este su actual destino maneja talentos tremendos, particularmente Neymar (“transmite magia a los demás”) y Mbappé (“tiene una personalidad tremenda”). Llevar a genios así requiere tacto y sutileza, se desprende de la conversación. Como se desprende su reconocimiento a la afición sevillista, cuyo apoyo admite decisivo para los tres títulos europeos que allí dejó: “Hay aficionados que se mueven sin que el equipo les dé nada...”. Para el fútbol español es un orgullo que este tipo sensato, infatigable y prudente ocupe un banquillo tan ilustre. Es una pena y una preocupación tenerle como enemigo.