NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Carne de cañón para energúmenos sin bozal

Hoy pienso en ti desde este ALSA que me lleva a Madrid, donde ahora comento deporte después de una vida haciendo deporte. Ahora comento lo que hace tu futuro, Tú, sin olvidarme de la que eres ahora. Porque hoy vuelvo a pensar en ti, chavala de 15 que saltas a pitar a un campo de fútbol base. O chaval. De cualquier estrato socioeconómico, raza o condición sexual. Pienso en esos valientes que son carne de cañón para energúmenos sin bozal, que hacen deporte desde el lado oscuro, que se levantan a las siete para ir a arbitrar, que se pierden tantos botellones y se tragan mil marrones.

Es mi tema recurrente, pero es que me repatea el culo que sea un tema menor, una nota curiosa al final del informativo de turno, total... No es mediático. Total, sólo son más de 20.000 partidos que no pintan nada para los únicos 10 que interesan. Los del triunfo y el negocio. Que muy bien, que a eso jugamos todos. ¿Pero a qué no juega nadie? A mojarse. Que somos ya mayores para que nos hagan chupar el dedo. En un campo de regional todo el mundo sabe quién es el garrulo, de quién es padre y cómo de suelto tiene el odio, la lengua cervecera y hasta la mano, dado el caso. Empezando por los clubes y acabando por el cómplice mudito del asiento de al lado.

¿Importa la competición en esas categorías? ¿Por encima de qué cosa? El fútbol, a esas edades, es puramente educacional. Desde un juego hasta un deporte, una sana afición, sentido de equipo, responsabilidad. Un subidón, un proyecto o un sueño. No lo sé, pero si hay que cancelar un partido hay que hacerlo. No se puede seguir tolerando lo que por costumbre se tolera. Mucho tenemos que aprender de las mujeres de hoy. Mucho de las árbitros jóvenes que no tendrían que verse obligadas a ser tan valientes. Ellas, o un árbitro gay fuera del armario, o un árbitro negro, que se preparan para lo peor y van mentalizados a ejercer su pasión y profesión.

Pensando en que a ver cómo está el patio, como si no estuvieran protegidos (que no lo están). Que tienen que trabajar contando con el error, como todos, pero sabiendo que el precio de fallar les sale alto porque el aficionado de turno con ínfulas de gran entrenador quiere que con 15 años la árbitra sea Colina o que se vaya a fregar. Él, un triunfador pasando el rato en la grada. Vamos, no me jodas.

Me alegra trabajar en la SER, y que desde Carrusel y El Larguero se me dé el altavoz necesario para denunciar este abuso siempre que tengo ocasión. La cadena hizo campaña para aclarar que "sin respeto no hay juego". A ver si, de una vez, desglosamos en la vida real un eslogan muy acertado, y logramos que todo tenga sentido. Hoy que pienso en ti, te prometo que los privilegiados seguiremos haciendo fuerza para darte el futuro que mereces, más amable, sin obligarte a ser valiente. Un fútbol deportivo, respetuoso y coherente para todas