Se alquila ficha a saudí prometedor

Piensa Tebas, con cierta razón, que luce más en el mercado una gran competición que dos superequipos. Lo probó con la venta conjunta de derechos, que tras interminables guerras entre operadores han determinado un reparto más justo y que ofrece mejores garantías de supervivencia de LaLiga. Así se mueve la NBA, donde los jugadores firman por la competición y es la competición quien decide su destino, aunque ha tolerado algún derecho de veto (Bryant, Mirotic, Anthony...).

Ahora estira el modelo con una propuesta discutible: los clubes alquilan una de sus fichas a un inquilino saudí a cambio de una contraprestación. Y resulta que hay más demanda que oferta y que algunos clubes se quedan sin huesped. Es decir, gustó. Pero quizá Tebas debió aclarar al público en general las bondades del trato, las razones por las que unos clubes fueron agraciados y otros descartados, el anuncio casi furtivo de este fichaje colectivo (un domingo por la tarde, entre un partido del Madrid y otro del Barça) y el momento elegido. Porque se hubiese entendido mejor en verano, con todos los equipos con el contador a cero, y no ahora, donde para algunos una ficha puede significar la salvación o el ascenso.