El Dakar de Barreda llegará
Cada día, conforme las motos alcanzaban el vivac, era el momento de localizar las carpas de Honda para escuchar las impresiones de Barreda sobre la etapa y su muñeca. Habló con la Prensa tumbado en una camilla, en Uyuni, instantes después de que le inspeccionaran la rodilla izquierda por la dura caída. O después de cenar macarrones en la puerta de su caravana con quienes habían hecho autostop para llegar a HRC en un campamento de varios kilómetros de longitud. Y dio explicaciones completas, contó sus preocupaciones, lo que le hacía "perder la calma", a pesar de que alguna vez no tuviera permiso para hacerlo.
Así que ahora se echará de menos a un buen piloto que también fue amable, a nuestro favorito para ganar el Dakar en Córdoba y heredar el legado de Coma. Merece uno desde hace varios años y ahora, ya en 2018, es simplemente injusto que todavía no lo haya conseguido. Recuerda a Roma, otro que sufrió muchos dakares antes de hacerse con el suyo en 2004, y es que el talento y la velocidad de Barreda son incuestionables en esta categoría, en la que cada vez se corre más por culpa de talentos como él, que se rigen por un todo o nada. No valía la pena seguir sin opciones de ganar y condicionando su físico para la próxima temporada. Ahora se va, pero llegará el Dakar de Barreda. Seguro que llegará.