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Los deberes para Grau y Pep Segura

El Chelsea vino a por él un par de veces y mostró todo el interés a pagar los 40 millones en los que está valorada su libertad. Pero Sergi Roberto dijo que no. Igual debió fijarse en lo que hizo antes su amigo Sergio Busquets, que rechazó una monumental propuesta del PSG, que forraba de billetes la casa del medio, la de sus familiares y posiblemente toda Badia del Vallès, localidad en la que creció el pivote. Sergi Roberto es oro. Oro puro y de la cantera. La esencia y el ejemplo de aquel que destaca y que debe sufrir para llegar a la elite. El futbolista que todos quisieran y que el Barça, teniéndolo, no logra renovar. La impresión es que en el Camp Nou siempre les acaban escatimando lo que a los de fuera se les concede sin pensárselo demasiado.

Más allá de su versatilidad, Sergi Roberto es indispensable. Lo fue para Luis Enrique cuando ya estaba descartado de sus planes y ahora, para Valverde, significa el equilibrio en muchos aspectos. Deberían los ejecutivos del Barça centrarse en agilizar la negocicación y sellarla. Con el culebrón de Messi ya hubo demasiado. Harían bien Òscar Grau y Pep Segura en ir cerrando esa carpeta para brindar con tranquilidad en Navidad.