Buen momento para renovar a CR “el Di Stéfano del Siglo XXI”

Quinto Balón de Oro. Este jueves se hará entrega a Cristiano Ronaldo del nuevo galardón al mejor futbolista del año, lo que le equipara en número con Leo Messi. Se trata de la constatación inequívoca de que estamos ante un futbolista descomunal y, mirado con perspectiva, del hombre sobre el que ha pivotado el éxito del Real Madrid en su equilibrio de poderes con el mejor Barça de la historia. No es el único, pero es el principal. La entrega tendrá lugar en la Torre Eiffel. Más allá de la fanfarria propia de estos actos, France Football nunca podrá competir en eso con FIFA, el Balón de Oro es el trofeo que históricamente anhelan los futbolistas, ése es su valor tangible e inalcanzable para cualquier institución.

La montaña rusa. Las relaciones entre los máximos mandatarios de los clubes y las grandes estrellas tienen altibajos. Cristiano anda despechado porque todos sus compañeros de confianza en la plantilla, más allá de Marcelo, saltaron el pasado verano de un plumazo. James se quiso ir, Coentrao era ya insostenible, pero se pudo hacer más por retener a Pepe, un jugador veterano, pero muy vigente. A esto hay que añadirle el vuelco que ha dado el salario de los mejores futbolistas del planeta con el fichaje de Neymar por el PSG y la reciente renovación de Messi. Para CR, resulta difícil entender que su presidente le diga a sus socios que estamos ante “el sucesor del gran Alfredo Di Stéfano”, sabiendo que su distancia salarial con los otros astros del fútbol es hoy importante. Se siente infravalorado.

Los goles perdidos. A todo esto hay que sumarle el pírrico bagaje goleador del portugués en la competición liguera, que no en la Champions, en este inicio de temporada. Como vivimos del presente más rabioso, tendemos a la precipitación y a no pensar en las personas que son también los futbolistas. Cristiano no estuvo fino cuestionando a sus jóvenes compañeros y el capitán Ramos le tuvo que salir al cruce. En esta industria cada vez más profesionalizada y de tanto ego, el factor emocional tiene un peso determinante, aunque no lo parezca. La confianza lo es todo. Además de un acto de justicia, ofrecer la renovación a Cristiano en estos momentos sería ratificar con hechos el paralelismo con Di Stéfano. A menos que lo que se quiera es que Cristiano salga del Madrid como Don Alfredo en la época de Santiago Bernabéu. O sea, mal.