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Zidane, vivir y dejar vivir

Me consta que Zinedine Zidane lo ha pasado mal estas últimas semanas. Porque es un competidor, tal y como le gusta denominarse a sí mismo desde su época de jugador, y que no soporta la derrota. Me consta que la nueva lesión de Gareth Bale ha sido un golpe duro para un técnico que sigue pensando que la BBC puede todavía dar mucho al Madrid. La falta de explicaciones concretas sobre la multiplicación de problemas físicos del galés deja flotar, además, unas sensaciones muy raras que no ayudan a nadie. Y la ausencia prolongada de Keylor Navas, un portero que Zizou adora, perturba el optimismo general. Sin embargo, los que vieron al míster francés un poco afectado hace unos días han podido comprobar ayer que la vuelta a la competición le ha cambiado la cara y que la perspectiva de jugar un partido esta noche en el Wanda Metropolitano le ha llenado de ilusión. Está radiante.

Cuando ayer Zidane habló de Sergio Ramos y de Cristiano Ronaldo y recordó una obviedad que, por desgracia, se suele olvidar, creo que también quiso hablar de sí mismo. Pues sí, hay seres humanos detrás de las estrellas del fútbol, y tal y como lo explicó el hecho de tener una opinión y de no asustarse al compartirla significa que uno ‘está vivo’. Al igual que las dudas y las preocupaciones son parte de la existencia. Zizou reivindica su derecho y el de sus hombres a no actuar como máquinas, en este caso máquinas de ganar. Los altibajos emocionales dan credibilidad al deporte y acercan sus protagonistas a la gente. Por eso el derbi de esta noche nos ‘pone’ tanto.