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Gol fantasma

La selección Sub-17 de Mali hizo el miércoles un gol fantasma en su partido contra La Rojita. El balón impactó violentamente en el larguero y botó más allá de la línea de meta, para salir despedido de nuevo hacia el campo; sin que el árbitro concediese el tanto. Así, muchas otras jugadas similares regresaron a nuestra memoria, y con ellas la expresión de uno de los hallazgos más brillantes del léxico del deporte.

“Gol fantasma” es una vieja locución cuyo nacimiento puede datarse en los años cuarenta del siglo XX. La primera aparición en el Corpus de la Real Academia corresponde al diario Marca del 16 de enero 1950. (El Corpus académico reúne más de 600 millones de registros de todas las épocas; es decir, 600 millones de palabras --con sus lógicas repeticiones-- recogidas en libros, prensa y otros documentos digitalizados; entre ellos lo principal de la literatura en español).

El día anterior a esa crónica de Marca se había producido un gol dudoso de Calsita (José Lloret Pérez, jugador del Atlético), y un cronista que firmaba “Coello” escribía esa fórmula sin más explicaciones. Pero siete años antes ya había aparecido “gol fantasma” en el diario Abc. Decía un escueto comentario sin firma publicado el 25 de noviembre de 1943: “Hasta aquí teníamos innumerables definiciones, y ninguna capaz de convencer al respetable, acerca del gol fantasma. Desde el martes, y gracias a la enérgica actitud del jugador madridista Barinaga, ya tenemos la nueva definición, corregida y aumentada y autorizada oficialmente. Se dirá así: Gol fantasma es el denominado cuando la pelota entró una o dos veces en el marco en un santiamén”.

Por tanto, esta expresión es de perfecto uso desde antiguo; y el término “fantasma” encaja con las definiciones de que se trata de algo “inexistente o falso”, tal vez una “visión quimérica”, una imagen “que queda impresa en la fantasía”.

Sin embargo, el Diccionario académico no recoge esta locución ni en la entrada “gol” ni en la entrada “fantasma”. Sí figuran en la primera “gol olímpico”, “gol en contra” (o sea, el autogol) y “gol de oro” (el que da por terminada una prórroga, fórmula ya caducada). Y en la entrada del segundo de esos vocablos se mencionan a su vez “pueblo fantasma” o “empresa fantasma”, pero no aparece nada relativo al fútbol.

Por tanto, al gol fantasma le ha correspondido, en justa proporción, una entrada fantasma.

A ver si el VAR arregla esto también.