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Zidane ya le aguanta un buen paralelismo a Johan Cruyff

Lección inolvidable. Han pasado 14 años –el número no es casual- desde la imagen icónica de Zinedine Zidane, marcando el antológico gol de la Novena con aquella maravillosa volea, que le coronó como el mejor jugador del momento en 2003 y la actual estampa de Zizou, recogiendo el premio al mejor entrenador del mundo. Lo increíble del caso es que Zidane no ha perdido ni un ápice de humildad, ha aprendido y enseñado a sonreír en un club volcánico por su exigencia y ha hecho de las rotaciones su sello como entrenador. Su realismo es conmovedor. En vez de regodearse en su éxito o de disparar su ego, asegura estar preparado para el día que tenga que dejarlo.

Sello tipo Johan. Entre los cinco mejores jugadores de la historia del fútbol, sólo Cruyff fue capaz de marcar una época desde el campo y desde los banquillos. Lideró desde el césped a la Naranja Mecánica, una de las mejores selecciones de la historia y, desde el banquillo del Barça, dibujó el trazo y el estilo del Dream Team. Además, fue un líder inspirador para toda una generación, muchos de ellos entrenadores de enorme éxito como Guardiola. Di Stéfano nunca llegó a ese escalón como técnico, Pelé ni lo intentó y el Maradona entrenador fue un desastre, sólo superado por el Diego presentador de galas. Zidane dio el Mundial a Francia, algo que Cruyff nunca conquistó como jugador, y va camino de dejar una huella indeleble en la historia del fútbol como entrenador.

El pase de Benzema. Es curiosa la figura de Benzema, el único futbolista por el que Florentino se ha levantado en un palco a celebrar un gol con los brazos en alto, sin ser una final, y el único por el que Zidane ha sacado las uñas en sala de Prensa. El remate lo ha vuelto a poner el presidente, diciendo que es una mezcla de Zizou y Ronaldo Nazario. Eso, sin estar en la foto de los escogidos en Londres.

La constancia de The Best. Messi es mejor futbolista que Cristiano, pero hay que quitarse el sombrero con el único hombre capaz de igualar el palmarés individual del argentino, a base de constancia, tesón y autoestima. Dice que quiere retirarse con siete. De cualquier otro sonaría a una quimera, pero dudar de Cristiano ya es una frivolidad.