Con Ruth Beitia se va una atleta irrepetible
Ruth Beitia se retira, se marcha la mejor atleta española de todos los tiempos, la única mujer campeona olímpica en atletismo, la prodigiosa santanderina del tobillo izquierdo mágico que se elevó a todos los listones de altura. Será misión imposible encontrar otra igual. Beitia dice adiós a los 38 años, con una carrera deportiva de más de 25, el tiempo que lleva escuchando a su entrenador Ramón Torralbo, ese bonachón cántabro que Ruth considera su "50 por ciento" o "media naranja deportiva". Su receta fue infalible: exigente trabajo metódico y las excepcionales cualidades de Ruth a nivel físico (1,92 y agilidad innata) y mental (tremendo manejo de la presión).
Con 15 medallas en grandes campeonatos, su carrera tuvo un punto de inflexión a los 33 años, con el chasco de los Juegos de Londres 2012. Ahí tuvo su primera retirada, pero Torralbo le guió con maestría a "una segunda oportunidad". Ruth pasó de ser una gran atleta a excelente. Y en la excelencia se ha movido hasta que su cuerpo le ha dejado. Con un control absoluto total de la competición, que le ha dado dos Diamonds League, nueve medallas europeas, cinco mundiales y el oro olímpico de Río, la gran joya de una de las carreras más prósperas de la historia del salto de altura universal. Y cuando el pasado verano, en los Mundiales de Londres, su cuerpo no podía más, también se llevó un trofeo, el del Fair Play por consolar el llanto de la italiana Trost. Deportiva, competitiva, solidaria, líder, longeva, ejemplar... Se va una atleta irrepetible y eterna.