Este sábado el Barça va a cenar a la nueva casa de Simeone, que estrena piso, pero que por lo que se escucha quiere decorarlo como el antiguo. Por lo menos el jardín. Lo quiere, como decía mi abuelo, podado al estilo inglés. Es decir, sin podar, como el de Tarzán. Dice Simeone, y con toda la razón del mundo, que como se juega/cena en su casa, él elige los cubiertos y los manteles y que luego ya se adaptará cuando vaya de invitado a casa de otro. Al Barça, por tanto le va a tocar adaptarse, nada nuevo por otra parte. Ya demostró el Barça en Getafe que si hay que comer con los dedos, con mantel de papel y vaso de plástico en plan calçotada, se hace porque hay jugadores para hacerlo. No siempre se cena en el Celler de Can Roca.
El problema no va a ser la vajilla. Va a ser el otro comensal. El Atlético es un equipazo que ante el Barça no puede dejar escapar los puntos. Tras siete jornadas de Liga, el equipo de Valverde le saca seis puntos a los de Simeone, a los que se les atragantó la cena en Leganés, Valencia y Girona. No están en una situación como para ir poniendo la vajilla de la abuela y la cristalería de Bohemia. De hecho, el Atleti si puede, no le va a indicar a su invitado ni donde está el servicio.
Otra incógnita, además, es qué se le regala a alguien que te invita a la inauguración de su piso. Normalmente, se le obsequia una planta, pero eso queda descartado de antemano porque puede dar pie a malas interpretaciones, aunque al cuidado de Simeone, cualquier geranio al cabo de unas semanas se expande como la selva amazónica.
