Odriozola y Rodrigo, dos 'veteranos'

Rodrigo es un falso nueve y Saúl un falso seis. Y, visto cómo se mueven en el campo, Koke, Thiago e Isco se antojan una especie de trampantojo porque no son lo que a primera vista parecen. Hablando de falsos, incluso Silva es un falso calvo. De todo ello se beneficia Lopetegui, que en los últimos partidos ha sacado brillo a la enorme versatilidad que ofrece esta maravillosa generación de futbolistas españoles. Un día es Italia la que la sufre, otro Albania. El saldo de +32 en la diferencia de goles es revelador. La clasificación para el Mundial 2018 no es más que la respuesta lógica a tanto talento.

Panucci ordenó sus piezas, y las ordenó bien, prietas las filas y con encomiable entrega física de los jugadores. “Tendremos que estar concentrados durante 95 minutos porque si te relajas ante este equipo, es muy peligroso”, había dicho en la previa. La receta ante esta España, que es la de ahora y su predecesora, está clara: no fiarte. Me recuerda a una frase que un día me soltó el baloncestista Romay sobre un equipo rival: “A estos, ni agua, que luego te la piden con gas”. Pero cuesta mantener ese tetris cuando es España la que empieza a mover el tablero. La banda suena tan bien que incluso el clarinete menos experto, se llame Rodrigo u Odriozola, se siente como si llevara cien conciertos a sus espaldas. Y así era de esperar que la multiplicación de los panes y los peces no fuera más que cuestión de minutos: de los pitos iniciales (ya saben a quien) a la ovación y la ola en la grada. Del bla, bla, bla semanal al fútbol puro y con nata montada. De Alicante a Rusia. Da gusto ver jugar al fútbol así de bien.