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El marcaje al hombre de Maffeo a Messi

 Antes se veía mucho, ahora poco. Hablo del marcaje al hombre, marcaje ‘de estampilla’, que decían en Argentina, donde estampilla es el sello de correos, que se pega firmemente al sobre. Ahora apenas hay sellos ni sobres ni marcajes al hombre. Machín lo desempolvó el sábado en el Girona-Barça, colocando a Maffeo sobre Messi. Y funcionó. Messi no marcó, sólo tiró dos veces, una a puerta y otra fuera. No es que le inutilizara del todo, estamos hablando de Messi. Se las buscó para ser útil, tuvo algunas intervenciones brillantes, se movió con su acompañante de manera que despejara zonas de campo... Pero no fue el trueno de otros días.

Maffeo, hasta ahora un anónimo jornalero del fútbol, ha adquirido súbita fama porque lo hizo bien. Mejor que Gentile ante Maradona, en aquel lejano partido de Sarriá, en el Mundial-82. Ese día le secó, pero con muchas faltas, demasiadas, algunas feas. Gentile salió adelante con la benevolencia del árbitro. Maffeo hizo un marcaje pulcro. Messi no se quejó, incluso se interesó por él, intercambiaron palabras con respeto. Parece que Maffeo es muy buena gente. Tan buena que en lugar de pedirle la camiseta a Messi para guardarla como trofeo de caza le pidió el jersey a Ter Stegen, del que es fan un amigo suyo: “Se lo había prometido y eso es sagrado”.

Es más racional y elaborada la defensa en zona. Se ha ido imponiendo con el tiempo. La defensa como idea colectiva, que no sólo implica a los de atrás con su movimiento armónico, sino a los restantes, en la presión más arriba. El Milán de Sacchi trazó un camino que significó un avance. Pero no hay nada deshonroso en emplear el marcaje ‘de estampilla’ en circunstancias excepcionales y Messi es por sí solo una circunstancia excepcional. Venía de nueve goles en cinco partidos, y no sé cuántos tiros al palo. Machín hizo lo que le salió y lo hizo bien. Otra cosa es que el Barça le ganara igual, pero, ¿quién puede vacunarse frente a dos autogoles?