Un viaje que ha sido 'La Bomba'
Juan Carlos Navarro son triples imposibles recibiendo en carrera y lanzados con una sola pierna apoyada en el parqué, incursiones en medio de la zona finalizadas de una forma tan peculiar que dio nombre a un estilo de lanzamiento (la célebre bomba) que ya forma parte del imaginario colectivo, penetraciones por línea de fondo que acaban en una canasta del hombre grande con pase picado… Juan Carlos Navarro Feijoo es, en definitiva, talento puro sobre una cancha de baloncesto. Magia. Y hoy, 17 de septiembre de 2017, no es un día cualquiera. Con 37 años, Navarro se pondrá por última vez la camiseta de la Selección. Esa que se enfundó por primera vez en Granada un 18 de agosto del año 2000 en un encuentro de preparación para los Juegos Olímpicos de Sídney. Fue el primero de los Júnior de Oro en debutar como internacional absoluto. El de este domingo ante Rusia será, según la FEB, el encuentro número 253 para el hombre que en más ocasiones ha defendido los intereses de nuestro baloncesto y que, entre otros logros, ha sido campeón del mundo, dos veces de Europa y conquistado dos platas olímpicas. No, hoy no es un día cualquiera.
La gran mayoría esperábamos poder pelear por un cuarto oro europeo. El mejor broche posible a una generación inigualable que tantos buenos momentos nos ha regalado haciéndonos vibrar, sufrir, levantarnos pletóricos del sofá, mordernos las uñas como cuando aquel triple de Nocioni sobrevolaba el cielo de Saitama, madrugar lo indecible para ver aquella final olímpica de Pekín 2008, alucinar con la semana fantástica de Juanqui en Lituania 2011 o gritar de emoción con la formidable actuación de Pau en Lille. Algunos hasta crecimos y aprendimos a amar este deporte con ellos. Tantos éxitos que perdimos la cuenta de las veces que hemos sacado pecho por el orgullo que nos transmite esta Selección. Este domingo aspiramos a una nueva medalla, pero como esta no será dorada parece que ya no le damos la importancia (y es mucha) que merece.
Con un panorama incierto por las Ventanas y el Mundial de China a dos años vista, quizá la de Rusia no solo sea la última batalla con España de Navarro, sino la de todo aquel imberbe grupo de chavales que comenzó a emocionar a todo un país una noche de verano de 1999. Lo avisaba ayer un Pau Gasol al que tendremos que inventarnos cuando ya no esté: “¡Disfrutemos de este momento al máximo! Gracias, Juan Carlos”. Un viaje inexplicable sin esta ejemplar pareja de amigos. Un viaje que ni en nuestros mejores sueños alcanzamos a imaginar y que arrancó en Lisboa un 25 de julio de hace ya más de 18 años con la victoria de España en la final del Mundial Júnior ante Estados Unidos (94-87) con 27 puntos, 3 rebotes y 6 asistencias de Navarro. Lo dicho, La Bomba. Permítanmelo, pero yo me uno a Pau Gasol. Gracias, capitán.