El Atlético da un salto hacia el futuro

Esta noche hay estreno. Y no hablo de estreno de espectáculo, que eso pasa en fútbol cada día, porque ningún partido es igual a otro ni se puede repetir en días sucesivos, como el cine y el teatro. El estreno es de estadio, el Wanda Metropolitano, que viene a suceder al muy llorado Calderón, donde toda una generación de atléticos ha vivido emociones singulares. Allí quedan los recuerdos, sobre todo el de la mano del padre que te llevó por primera vez y que en muchos casos ya no está. Y los goles, los sustos, las alegrías, los disgustos... Eso queda allí, en un recodo del río. Estadio vacío, esqueleto de multitud, dijo Benedetti. Eso es ya el Calderón.

A algunos les ha entristecido, claro, pero el Atlético va a un estadio mejor. A unos les cogerá más lejos, a otros más cerca, pero sin duda es mejor. Y la mudanza le pilla al club en un gran momento. Al término de la temporada pasada era el segundo en el ránking UEFA, sólo por detrás del Madrid, delante de Barça, Bayern, ‘mánchesteres’ y lo que ustedes pongan. El milagro Simeone, dicen muchos, y así es. El milagro Cerezo-Gil es este estadio, más haber conseguido que Simeone siga y con él esos grandes jugadores que han tenido estupendas ofertas. Todo eso hace que se hayan vendido tantos abonos como se han puesto en oferta y que haya lista de espera.

Así que hoy es un día feliz. Eso sí: el que vaya al campo, que vaya pronto. Y mejor en transporte público. Los estrenos son difíciles. Nadie sabe cómo llegar, por dónde moverse. Y las salidas de la M-40 no están listas. Eso tardará. Los estrenos son difíciles, aparecen pegas imprevistas. Pero el Atlético da un salto al futuro y la ocasión se entiende tan solemne que asistirá el Rey, que en su primera visita al Calderón, cuando aún era un chaval, se confesó atlético. Abajo estará Simeone, con cinco canteranos en el equipo. Enfrente, el Málaga de Míchel, así que en cierto modo habrá ahí un pedacito del Madrid. Un poquito de picante para una noche especial.