Sean objetivos, hablamos de respeto, no de fútbol
No voy a valorar la sanción de Competición porque no es el asunto, quiero valorar el hecho de que en la mejor liga del mundo, en el corto espacio de dos días, un jugador toque la cara a un árbitro y otro le empuje por detrás. Hechos y circunstancias que no pueden pasar desapercibidos. Estamos valorando el menosprecio hacia la autoridad, sin olvidarnos del efecto espejo que este tipo de situaciones crean en el fútbol base. Vivimos unos tiempos agitados donde parece que todo vale, pero no, cuando se pierde el respeto hacia el otro, se pierde todo.
Y no me vale esa frase tan manida de que tenemos las pulsaciones a doscientos, porque en las dos acciones no se produce un hecho de acción-reacción, sino que pasan unos segundos en los cuales te da tiempo a tranquilizarte. En el último caso, hay un error manifiesto cuando un jugador se quita la camiseta y ve la primera amarilla... En cierto modo, tiene parte de culpa.
Les pido que intenten analizar los hechos desde la neutralidad y no por el nombre del autor de la infracción. Me dirán ahora que hace un tiempo otro jugador empujó a un árbitro y no se le pusieron cuatro partidos, debate tramposo, ya que esa acción no fue recogida en el acta. Error del árbitro, sí, y aquí no se entra de oficio. Pero no mezclemos esos errores con lo sustancial... porque hablamos de RESPETO, y no de fútbol.