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El VAR le quita el Mundial a Italia...

Renuncia a jugar. La imagen de Paolo Favale lo dice todo. Es visible su enfado, antes de eso lo era su impotencia, pero lo que está claro es que el presidente de la Federación Italiana de Fútbol no va a dar un paso atrás en su decisión: Italia no tomará parte en las eliminatorias de clasificación para la Eurocopa de 2020 hasta que la FIFA no convoque de urgencia a su Comité Ejecutivo. Tommaso Borrelli, primer ministro italiano, respalda la medida. Y el presidente, Emmanuele Corsi, ha telefoneado a su homónimo en el máximo organismo del fútbol mundial.

Roja y pisotón. Brasil e Italia empataban a cero en la final del Mundial en el estadio Luzhniki de Moscú. Petrucci se internó en el área y protagonizó un piscinazo ante la salida del meta brasileño Jorginho. El árbitro no lo dudó y pitó penalti, aunque después pidió la ayuda del videoarbitraje. Tras ver las imágenes, cambió de opinión; señaló falta previa (que no era) al borde del área y mostró la roja a Sarli (doble error) por ser el último defensor azzurro. Posteriormente dio por válido un gol de Brasil pese al fuera de juego de Fabistao, que no tocó el balón pero impidió que un defensa italiano frenara al autor del gol. Y por último, no pitó penalti por un claro pisotón de Rogerio a Pratti, acción en la que ni el árbitro ni sus colegas del VAR estimaron oportuno revisar las imágenes.

Viendo la telenovela. “Quita esencia al fútbol” o “deja mucho que desear” fueron algunas de las quejas de los internacionales italianos sobre el mismo césped del Luzhniki nada más acabar la final. No sólo los azzurri se mostraron críticos con el desenlace del partido, especialmente con esa jugada ya en la prórroga en la que el citado pisotón pasó inadvertido. “¿Los que operaban el VAR miraban la telenovela o recibieron instrucciones de no avisar al árbitro?”, declaró el excolegiado argentino Pablo Urquiza.

Acciones reales. Los tres párrafos anteriores son falsos, más bien una fabulación. Los llevo a esta columna porque justo en un año viviremos un nuevo Mundial, el de Rusia, con un invitado a la fiesta: el VAR. Los nombres propios son inventados, pero las frases y las acciones, no. Todas ellas son de los últimos meses. Corresponden a Marcelo Díaz y Javier Castrilli, al Italia-Zambia del Mundial Sub-20, a la semifinal de la Liga australiana y a la semifinal de la Confederaciones entre Chile y Portugal. Competiciones menores si las comparamos con todo un Mundial. Pero, ¿qué pasaría si se dan en una final que paraliza a tantos millones de espectadores? Que matan al VAR.