Cristiano y Ramos son imprescindibles
Sólo es fútbol de pretemporada, pero el resultado escuece: 4-1. Una goleada en partido de prestigio, el contexto de esa International Champions Cup que agrupa a los mejores y ante Guardiola. Guardiola, aun alejado del Barça, es un enemigo natural del madridismo, y lo digo en su elogio. El susto que le dio al Madrid fue histórico, con ese Barça que parecía haber encontrado soluciones de todo orden para el futuro. Aquello llevó a Florentino al desvarío de confiarse a Mourinho, con malas consecuencias para la imagen del club y para la convivencia entre aficionados. La venganza vino con aquel 0-4 ante el Bayern, pero ahora el que ríe es Guardiola.
‘Juegan ocho de Cardiff’, me wasapeó Roncero al conocerse la alineación. Sólo que de los tres que faltaban dos eran Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo. Para el tercero, Kroos, hay remedio. Para ellos dos, no. El mayor pero que se le puede poner a la tremenda plantilla del Madrid es que, una vez marchado Pepe, hubiera hecho falta otro central con verdadero cuajo. Pensé durante un tiempo que vendría Bonucci, a apurar su carrera aquí. Hay varios buenos jóvenes centrales, y el multiusos Nacho, pero la ausencia de un verdadero pilar ahí se va a notar cada vez que falte Sergio Ramos. Ayer se vio. Respecto a Cristiano, no hay mucho que decir. Es el gol.
Me gustó el City. La tremenda inversión desde que llegó Guardiola (que él esconde con su declaración de que el City no puede competir económicamente con el Madrid) empieza a cuajar. Hay mucho jugador bueno ahí y saben apretar arriba y manejarse bien en todas las zonas. Es pretemporada, pero ahí se presiente un gran equipo. Por lo demás, el partido nos dejó, aparte del estruendoso resultado, dos goles para el Museo del Prado, marcados por sendos jóvenes prodigios, ambos españoles: Brahim Díaz, ‘secuestrado’ por el City del Málaga con quince años (hoy tiene 17) y Óscar, que dejó como consuelo su tiro final. Cada vez se juega mejor a esto.