Tienen la llave y el libro de cuentas
El espectáculo no es edificante. Villar, su hijo Gorka y su espíritu no muy santo, Padrón, están en la cárcel, pero la Federación no va camino de depurarse. De esta convulsión ha salido como presidente provisional Larrea, tesorero durante esos tantísimos años en los que el dinero de la Federación ha sido manejado con el donaire y rumbo que reflejan las conversaciones grabadas a tanto villarista, y que hemos conocido por el tremendo auto del juez Pedraz. La reunión de la víspera la presidió Esther Gascón, que según esas grabaciones pretendía cobrar 300.000 euros por un despido falso. De ahí salió la convocatoria de la Asamblea, Larrea al frente.
Sirvió para algo. Sirvió para fijar la formación de grupos y el calendario de Segunda División B, de lo que había necesidad perentoria. Sirvió para ratificar las fechas en que se disputará la Copa del Rey. Y sirvió para comprobar que Enrique Cerezo y algún presidente de club más no atendieron a la consigna de Javier Tebas de hacerle el vacío a esta asamblea apócrifa, que reunió a 93 de los 140 miembros. Lo de Cerezo lo entiendo. Guárdenme el secreto, tiene mucha confianza en que llevándose bien con Villar le irá al Atlético mejor con los arbitrajes de lo que históricamente le ha ido, y no le puedo quitar razón.
De lo que no tuvieron valor fue de aprobar las cuentas. Las cuentas que tenía preparadas Villar eran una rueda de molino, un birlibirloque que transformaba unas pérdidas de 18 millones en unos beneficios de 14. A eso no han llegado, pero siguen ahí, como si tal cosa, ocupando el rancho ¿Por qué pueden hacer esto, manejándose a su antojo, según las indicaciones que reciben del propio Villar? Porque tienen la llave y tienen el libro de cuentas. Y mientras el CSD no se muestre firme, ahí van a seguir. Pero veo a Lete sin recursos y sin impulso, y la única voz que se levantó, la de Óscar Garvín, presidente de ProLiga, tampoco goza del crédito que sería conveniente.