Ona Carbonell: un éxito en solitario

Ona Carbonell aceptó un desafío de aúpa en 2013, cuando tuvo que liderar a la Selección de sincronizada en los Mundiales de Barcelona. Era un periodo convulso. La traumática destitución de la histórica Anna Tarrés todavía coleaba. Una consecuencia de esos tormentosos meses fue que la referente del equipo, Andrea Fuentes, había decidido en enero retirarse de la competición, con 16 medallas mundiales y cuatro olímpicas en su palmarés. Ona, a los 23 años, se vio abocada a asumir unos galones de mucho peso, un rol que tanto Fuentes como la pionera Gemma Mengual habían lucido hasta alcanzar la excelencia. Aquel esfuerzo fue tremendo en un año posolímpico, pero sirvió para alzar a España al podio en siete ocasiones: el mismo pleno que había hecho la propia Mengual en Roma en 2009.

Ona acaba de igualar en Budapest el botín mundialista de Mengual: 20 medallas. En cinco de ellas, por cierto, coincidieron. El dato tiene un mérito enorme, Ona es una competidora maravillosa, pero no debe nublarnos la vista. Sus dos podios han sido en Solo, una disciplina no olímpica. Tanto el Dúo, donde participa junto a Paula Ramírez, como el Equipo y el Combo, donde no interviene, están en plena transición y se han bajado del éxito. En los presentes Mundiales ha habido una lluvia de debutantes que inspiran optimismo para el futuro, pero aún queda mucho trecho. Tras Barcelona 2013, Ona decidió centrarse en el Solo y el Dúo, ya no tira del carro como hizo entonces, ni como Fuentes y Mengual. Es lo normal en otros países, pero, en la situación actual, no sé si España se lo puede permitir.