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El deporte español se da un baño de futuro

El fin de semana ha sido especialmente productivo para el deporte español. Hemos visto a Garbiñe Muguruza coronarse en Wimbledon de la mano de Conchita Martínez; a Mario Mola revalidar victoria en Hamburgo en las Series Mundiales de Triatlón; a Rafael Cabrera-Bello vencer en Escocia, cuatro días antes del arranque del British y siete días después del triunfo de Jon Rahm en Irlanda; a Ona Carbonell colgarse una plata para sumar 19 podios mundiales en sincronizada; al piragüismo, una mina de medallas olímpicas, conquistar el oro europeo en K-4 1.000 con Marcus Cooper al frente.… Sólo ha fallado el Tour, aunque tenemos a Mikel Landa en las primeras posiciones, aunque en labores de ayuda al maillot amarillo Chris Froome, igual que Mikel Nieve. Todas las semanas, España luce allá donde compite.

También el fin de semana, en paralelo a estos logros, fueron llegando noticias de otros éxitos, de deportistas cuyos nombres no son aún tan reconocibles. Ese oro de la Selección de baloncesto femenina sub-20 en el Eurobasket: el tercero consecutivo, el séptimo en su historia. Esas nueve medallas del atletismo: siete en los Europeos sub-23 (tres de oro, tres femeninas) y dos en los Mundiales juveniles (una de oro y una de plata, ambas de chicas). Y ese título júnior en Wimbledon del malagueño Alejandro Davidovich, 50 años después de Manuel Orantes. Un baño de futuro. El salto de estas categorías a la élite suele ser complicado, porque pasas de competir contra gente de tu edad, a hacerlo contra los mejores del mundo. Pero estos resultados demuestran que el relevo está ahí. Y un trabajo bien hecho.