Saúl le cascó tres a Donnarumma
Tres goles como tres soles de Saúl, y a la final. El partido no fue fácil. Italia es un equipo bien hecho, con cuajo, áspero, con un ‘fantasista’ de la mejor escuela, Bernadeschi. Y guardaba la meta el precoz gigante Donnarumma, cuya fama le ha llevado a la agenda del Madrid. Pero Saúl, ante diez de blanco y un futurible madridista, se motivó y marcó tres goles soberbios, con esa pierna izquierda privilegiada. Dos llegando al área, colocados ambos, uno a cada palo. Otro desde fuera, un zambombazo a la escuadra. Una exhibición de llegada y remate. Una noche que guardará como uno de los recuerdos más gratos de su carrera.
Saúl es jugador de área a área, con un cuajo de futbolista mayor que hace que esta categoría se le quede pequeña. Pareció un adulto entre juveniles, no sólo por sus goles, sino por su saber estar. Le falta algo en asociación en el medio campo, pero tiene poderío y una capacidad para fulminar llegando de atrás que me hizo recordar a Luis e Irureta. Fue el mejor, pero no lo único bueno. Ceballos estuvo soberbio, Asensio tuvo sus destellos, Deulofeu estuvo más a lo que mejor hace, Sandro percutió bien, Marcos Llorente fue un cierre por delante de una defensa que se batió bien. En un partido duro y serio, toda La Rojita dio la talla.
Y eso que en la primera mitad se pasó mal a ratos. Una vez más, a España le costó encontrar un ritmo de juego que le asegurara un buen pasar por el partido. Italia nos desbarató a ratos. No es que fuera mejor que los nuestros, pero tampoco peor. La cosa estaba en el aire cuando fuimos al descanso. Pero en la segunda mitad, las exquisiteces de Ceballos y la potente y precisa izquierda de Saúl desmoronaron a los italianos, que lo tomaron mal y se desquitaron pegando con bastante mala uva. Donnarumma quedó malparado, pero no le culpen. Saúl se lo puso en japonés, se la colocó en tres de los cuatro rincones. Y el viernes, Alemania.