Finales NBA: mismo guion, distintas sensaciones
En 2016 la eliminatoria también viajó a Cleveland con un 2-0 favorable para los Warriors, pero su dominio invita a pensar que la historia no se repetirá.
Las Finales se despiden de Oakland con un 2-0 favorable para los Warriors. El Oracle entrega el testigo a Cleveland tras calcar el guion de hace un año… pero las sensaciones no son las mismas. En 2016 Golden State amasó para su favor un +48 en los dos primeros partidos. Un +48 que mejora al +41 de ahora… pero las sensaciones no son las mismas. El dominio del equipo que dirige Steve Kerr es aún mayor que la de sus versiones primigenias. La llegada de Kevin Durant, probablemente el segundo mejor jugador de la NBA actual tras LeBron James, ha obrado un imposible: hacer infinitamente mejor al equipo del 73-9. Con él, los Warriors continúan defendiendo increíblemente bien y atacando con una superioridad y confianza casi insultantes. Los Cavs lograron llegar con vida al descanso y mantenerse en pie después de la primera estampida tras el paso por vestuarios (86-82). Mérito terrible... aunque insuficiente ante la lluvia de triples y frenéticas transiciones de un grupo repleto de futuros hall of famers que rema en una única dirección.
En el primer encuentro, Cleveland perdió 20 balones y cayó por 22 puntos. En el segundo, los de Steve Kerr perdieron 20 (11 más que los Cavs) y ganaron por 19 tantos. Los errores apenas les pasan factura. Una cualidad que no estamos acostumbrados a ver a menudo ya que se encuentra reservada solo para un puñado de elegidos. Sin embargo, Steve Kerr se muestra cauto. Mucho. “Si en Cleveland jugamos así, perderemos”, anunció categórico en rueda de prensa. Tiene en mente (y bien hace) lo ocurrido hace un año. Antes del tercer partido en Ohio todo el mundo había entregado ya el anillo a los californianos. Ni qué decir tras el 3-1. Un precedente que debería bastar para mantener los pies en el suelo y no otorgar el título antes de tiempo. Es lo recomendable cuando enfrente está LeBron. El guion es el mismo que en 2016, pero las sensaciones de estos dos partidos y el 14-0 que Golden State luce en estos playoffs invitan a pensar que la historia no se repetirá. O sí...