Hay que vender a Bale
Cuatro años después de su llegada es el momento oportuno para vender a Bale. Los 90 millones que costó están amortizados con los dos títulos de Champions (un gol en la prórroga y otro en los penaltis) y la carrera en la final de Copa ante el Barça. Más allá de eso, que no es poco, Gareth no ha deslumbrado con su juego ni se ha convertido en protagonista indiscutible. Cuando sus lesiones le han permitido jugar con regularidad, hemos visto un portento físico de futbolista pero con grandes problemas para asociarse y dificultades a la hora de desenvolverse en espacios reducidos. Su envergadura y zancada son imparables al galope en campo abierto, pero lo de frenar y acelerar para juntarse con la pelota, tirar un desmarque corto o para ir a presionar, robar y salir buscando un apoyo no se le da bien.
Sin embargo, cuando Bale no estaba y se apostaba por el 4-4-2 el equipo jugaba mejor y los últimos dos meses han sido una evidencia incontestable. El equilibrio, el mando y el dominio del juego han sido habituales sin él. Si Bale se queda será de nuevo un problema para Isco y, sobre todo, para el crecimiento de Asensio. Es una decisión estratégica para terminar con la manida marca de la BBC y el momento, tiene casi 28 años, de sacarle un buen dinero al mercado que todavía tiene en la Premier.