El ciclismo de los sueños
Nairo Quintana dio su primer zarpazo del Giro 100 en el Blockhaus, una subida legendaria, allí donde Eddy Merckx estrenó su palmarés en las grandes vueltas en 1967, que este domingo fue fiel a su mística y regó sus rampas de ciclistas que cruzaban la meta de uno en uno. El colombiano abrió diferencias, pero menos de las que quisiera respecto a Tom Dumoulin, que amenaza con arrebatarle la maglia rosa el martes en su mejor especialidad: la contrarreloj. Otro protagonista, tan inoportuno como lamentable, fue un policía que paró la moto donde no debía y lanzó a los gallos del Sky por el asfalto. Geraint Thomas queda lejos en la general y Mikel Landa está ya eliminado. Los vehículos son necesarios en las carreras, pero últimamente causan demasiados problemas y desgracias.
El Giro remató una jornada muy ciclista, que comencé temprano en Alcalá de Henares con el Gran Premio Macario, la última prueba de la Copa de España élite y sub-23. Son los corredores que también persiguen la senda de Merckx, que quieren dar el salto a profesionales. La carrera fue vibrante desde la salida, porque Gonzalo Serrano, siempre escoltado por su fiel Álvaro Cuadros, sabía que tenía que desarmar de compañeros a Sergio Samitier para arrebatarle la general. El Caja Rural ganó el pulso al Lizarte y el madrileño destronó al aragonés por un solo puesto. No hubo nada decidido hasta la pedalada final. Ambos estuvieron heroicos: uno en su ataque lejano, el otro en su sufrimiento agónico para mantenerse en el grupo perseguidor. Es otro ciclismo, el ciclismo de los sueños. El que quiere volar como Nairo.