Un punto para otra heroicidad

El Leganés es carne de cañón...”, me dijo un compañero de la redacción cuando empezó la Liga. En realidad, muchos lo barruntaban. Yo lo pensé fríamente, entre la emoción de ver el debut histórico ante el Celta, y les di la razón, aunque fuera de pensamiento. Ni siquiera el ‘subidón’ de ver la victoria pepinera en Balaídos me acercó a la fe y al entusiasmo de una afición que no ha fallado ni un sólo día, que ha llenado Butarque sin dudar y sin pensar en lo que podría suceder en este mes de mayo. Pasaron las jornadas, los meses, el Leganés fue de más a menos en la clasificación y se colocó donde la lógica casi siempre condena a los pobres: pelear por sobrevivir.

Ya hemos llegado a mayo, a la recta final de Liga, y al Leganés le falta un punto, uno solo, en las dos últimas jornadas, para firmar otra heroicidad. Ya lo fue ascender a Primera, entre tanto gigante en Segunda, y si consuma la permanencia, va a ser una proeza aún mayor. Y no es una exageración. Uno de los equipos con el presupuesto más austero de Primera parece que se va a salvar, salvo desastre. La noche del 8 de mayo de 2017 será recordada como la del 5 de junio del año pasado en Miranda. Butarque implosionó con los goles de Szymanowski, El Zhar y Gabriel Pires. Una goleada que puede hacer resonar aquel maravilloso y simple cántico: ¡Ea, ea, ea, el Lega es de Primera!