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Hablar, no sólo por hablar

Cuando Zinedine Zidane se convirtió en técnico del Castilla mucha gente me transmitía sus dudas sobre las capacidades del francés para este nuevo oficio. “¡Cómo va a ser entrenador si no habla!”, me decían con un desprecio que me irritaba bastante y que sacaba lo peor de mí. “No habla… ¡contigo!”, solía contestar de forma un poco chulesca, destacando el privilegio que me han dado más de quince años de relación profesional y personal con mi compatriota. Siempre me ha parecido ridículo que se dijera que Zizou no sabía comunicar porque, en su época de jugador, por carácter y por educación, no hacía el show delante de las cámaras y los micrófonos cuando tenía que presentarse en una conferencia de Prensa. Les puedo asegurar que ya era apasionante escuchar al crack francés hablar de fútbol. Eso sí, se tenía que sentir en confianza con su interlocutor.

Pero nunca hablaba por hablar, por el placer de las palabras, sino porque tenía algo que contar. Y si no era el caso se callaba. Ahora que está sentado en el banquillo no ha cambiado su forma de ser. Usa la palabra con fines útiles y, tal y como lo ha explicado ayer al referirse a su relación con Cristiano Ronaldo, el diálogo es la base de su gestión del equipo. Pero un diálogo adaptado a lo que necesitan los jugadores. No pretende impresionarles con grandes frases pseudo-filosóficas sin sentido concreto sino ayudarles con recomendaciones directas. La receta: nunca más de dos ideas en cada mensaje y siempre un “y ahora disfruta en el terreno de juego” para terminar una charla con el futbolista.