Andrés añorará el Calderón
Injustamente y aburriendo, a Escribá le salió su plan perfecto; una hora de desgaste, con medio equipo suplente, para exprimir la contra en el tramo final a lomos de los hombres decisivos que aguardaban en el banquillo. No se puede hacer más con menos. Soriano, pichichi amarillo sin ser delantero, acaparará todos los halagos, pero que el Villarreal estuviera vivo hasta su brillante aparición sólo tuvo un culpable: Andrés Fernández. El portero, en la agenda de Mou en el Madrid antes de repescar a Diego López, es uno de los futbolistas que más añorará el Calderón. Ahí empezó su gran carrera y ahí se consagró con una noche soberbia.
Tras comenzar en su Murcia natal y pasar por Tenerife, Mallorca y Huesca, donde fue Zamora, Andrés se hizo indiscutible en Osasuna una tarde inesperada que comenzó de suplente. En la jornada 2 de la temporada 2011-12, Riesgo se lesionó en el Manzanares y él, que ya había pasado por el filial y soñaba con el estrellato mientras estudiaba Informática, saltó al césped para arrancar un empate con una actuación sobresaliente. Anoche fue más allá. Culminó una semana redonda, dio la razón a su gran defensor y maestro a diario, otro osasunista como Unanua, y confirmó que sus lecturas sobre el budismo tienen resultado: su disciplina moral ha hecho que el mal inicio de curso quede enterrado por este estado de iluminación.