Ser el entrenador de Messi
Debe ser frustrante para un entrenador fracasar habiendo tenido a Messi. Bauza es el último de una larga lista de seleccionadores argentinos incapaces de sacar el máximo partido de Leo. Y no, no es un problema exclusivo del Patón. Otros lo han padecido anteriormente. Es como si con el mejor aroma no se supiese crear el mejor perfume, como si con el mejor músico no sonase bien la orquesta. Algo pasa con los seleccionadores de Argentina y Messi. O, mejor dicho, algo pasa con Messi y los seleccionadores de Argentina.
Es una realidad. En el contexto hay que poner también la relación particular del jugador con su país y con su fútbol. Un día escuché que Messi es para los argentinos como el hijo que siendo niño se marchó y para los españoles el que siendo adulto les llegó. Es decir, ninguno le ha dado su cariño por completo y para ninguno el cariño de Messi ha sido del todo puro. Una paradoja de la que nunca consiguió desligarse cuando jugó a nivel de selecciones, territorio en el que ha sido un futbolista mucho más vulgar que cuando jugó a nivel de clubes. Los compañeros que se encontró en uno y otro ámbito terminaron de bifurcar su carrera.